Colección: Fabián Hemmert

¿Cómo sabes que eres humano? ¿Cómo puede el arte ayudarnos a aprender más sobre nosotros mismos? ¿Y cómo se puede ver el arte mismo de una manera nueva? Estas preguntas están en el centro de mi trabajo artístico. Con mi arte busco formas de hacernos entender lo que significa ser humano. Diseño interacciones entre espectadores y obras de arte.

Mi investigación aborda la interacción individual y social entre las personas y la tecnología a través del arte y el diseño. Me gusta mirar las cosas desde puntos de vista inusuales.

Mis pinturas son artefactos interactivos que buscan una recepción especial: pretenden atraer la atención del espectador hacia su interior, hacia sus propias reacciones ante mis obras de arte. Con este enfoque, puente la brecha entre las personas y el arte, que muchos perciben como algo intelectual, elitista y distante. Yo mismo veo el arte como algo que nos diferencia de las máquinas y los animales, y por eso me gustaría animar al mayor número posible de personas a experimentarlo, afrontarlo y disfrutarlo: independientemente de lo mucho que sepan sobre arte.

El proceso de creación de mi arte continúa después de que se ha producido el objeto material. En realidad, sólo comienza cuando el espectador se involucra con la obra.

Me inspiraron varios movimientos artísticos, incluido el expresionismo abstracto, el posminimalismo y el nuevo realismo (nouveau réalisme). En el arte conceptual, este último hizo un trabajo pionero con el concepto de arte inmaterial, como se analiza en la visionaria obra de Yves Klein Le Vide (El vacío, 1958). Como muchos otros artistas del Nuevo Realismo, incorporo varios materiales directamente en mis lienzos. Colores y texturas se combinan en un estilo neoexpresionista.

Mi proceso creativo es similar a una meditación en la que observo la estética resultante sin juzgar. Nada está bien, nada está mal. Esta autoimagen artística se basa, entre otras cosas, en la idea de Roland Barthes de la “muerte del autor”. En lugar de limitarme a firmar mis obras, las sello en el reverso con una nota: “No pensé nada en este cuadro”. Cada lienzo queda así irrevocablemente marcado como pintado sin intención alguna.

También firmo un certificado ante notario en el que consta que pinté este cuadro sin ninguna intención artística. Este documento con mi firma notarial es parte de cada obra y al mismo tiempo una invitación al espectador a encontrar el significado adecuado para ella personalmente.

El arte como pensamiento que se ha vuelto material puede conectarnos con nosotros mismos y crear un contrapeso a la creciente autoalienación.

Quiero crear un espacio en el espacio mental del espectador para una experiencia estética que rompa la idea binaria de que el arte puede interpretarse correcta o incorrectamente.

Al declarar oficialmente que mis pinturas están libres de intención artística, no interfiero con la reacción del espectador. Las pinturas de Krickelkrackel promueven la apreciación del arte como práctica cultural de autoconciencia. La experiencia estética del espectador se convierte en parte de la obra de arte.